Je m'apelle Villanelle
0 Personas tuvieron algo para decir de estoPublished by DrLeKter:::... on Sunday, April 25, 2010 at 10:04 PM.
Una vez más en esta sala abarrotada de almas a la espera de mi próximo movimiento ...
Villanelle estaba de nuevo en la sala principal del casino. De nuevo en Venecia -the city of mazes- de nuevo había perdido todo, hasta aquél reloj de bolsillo que recibió del mismísimo Napoleón en las gélidas tierras del este.
Eran tiempos de carnavales, y afuera las compagnie della calza entretenían a la muchedumbre. Sin nada que perder, y mucho menos por ganar, Villanelle se estaba yendo cuando la vió a lo lejos. Allí estaba, en la misma mesa de ruleta dónde la había conocido tiempo atrás.
Después de tantos años, kilómetros, muertes, pérdidas y batallas, encontró a la mujer que le robó el corazón mientras dormía y lo guardó en un frasco que espera pacientemente en la alacena de su cocina.
"Villanelle, tan encantadora y deliciosa como siempre" le dijo
Ambas temían lo que estaba por suceder pero no había alternativa. Sus elecciones y decisiones las llevaron a ese preciso momento, a ese punto de inflexión. Necesitaba tener su corazón de vuelta para volver a sentir, y la mujer no podía dejarlo ir, sería como perder a Villanelle, como perder esa noche en que tomó aquel corazón.
"Será entonces en la misma ruleta dónde nos conocimos Villanelle"
"Es que ya no me queda nada por perder" dijo la joven
"Nada? Todavía te queda lo más importante, tu vida" le dijo sin mirarla a los ojos
Un silencio sepulcral invadió el lúdico recinto. Fue seguido de miradas ensordecedoras que buscaban una respuesta al reto. Y aunque pareciera diferente sólo había un camino que Villanelle podía tomar, ya que no era ella sin su corazón, sin poder sentir, sin ser ella, lo tenía que recuperar para poder continuar y así quitarse el velo de tristeza y dolor que la cubría.
Todo o nada.
La gente, miraba, comentaba, decía lo lamentable de aquel desafío, mientras que apostaba a tal o cual contrincante.
Estaba todo listo.
Villanelle comenzaba lanzando los dados, los giraba lentamente dentro de su mano sintiendo cada vértice, su respiración era serena, sus ojos firmes sobre el paño. Absolutamente concentrada, no había nada más, dados, paño, ella, y a lo lejos un frasco dónde la esperaba su corazón.
Había llegado el momento. Alzó su mano derecha hasta la altura de su hombro, giró los dados entre sus dedos, en la sala sólo se escuchaba el sonido de aquellos dados girando enérgicamente. Subitamente su expresión cambió, decidida, tenaz, segura ... extendió el brazo y los dejó ir sobre el paño.
Y en un instante el terror. Aquel miedo a volver a repetir el error, a lo desconocido, incluso pavor a que las cosas salgan bien, pero todo estaba hecho ya.
Los dados giraban sobre el paño hasta que se detuvieron ...
Villanelle estaba de nuevo en la sala principal del casino. De nuevo en Venecia -the city of mazes- de nuevo había perdido todo, hasta aquél reloj de bolsillo que recibió del mismísimo Napoleón en las gélidas tierras del este.
Eran tiempos de carnavales, y afuera las compagnie della calza entretenían a la muchedumbre. Sin nada que perder, y mucho menos por ganar, Villanelle se estaba yendo cuando la vió a lo lejos. Allí estaba, en la misma mesa de ruleta dónde la había conocido tiempo atrás.
Después de tantos años, kilómetros, muertes, pérdidas y batallas, encontró a la mujer que le robó el corazón mientras dormía y lo guardó en un frasco que espera pacientemente en la alacena de su cocina.
"Villanelle, tan encantadora y deliciosa como siempre" le dijo
Ambas temían lo que estaba por suceder pero no había alternativa. Sus elecciones y decisiones las llevaron a ese preciso momento, a ese punto de inflexión. Necesitaba tener su corazón de vuelta para volver a sentir, y la mujer no podía dejarlo ir, sería como perder a Villanelle, como perder esa noche en que tomó aquel corazón.
"Es que ya no me queda nada por perder" dijo la joven
Un silencio sepulcral invadió el lúdico recinto. Fue seguido de miradas ensordecedoras que buscaban una respuesta al reto. Y aunque pareciera diferente sólo había un camino que Villanelle podía tomar, ya que no era ella sin su corazón, sin poder sentir, sin ser ella, lo tenía que recuperar para poder continuar y así quitarse el velo de tristeza y dolor que la cubría.
Todo o nada.
La gente, miraba, comentaba, decía lo lamentable de aquel desafío, mientras que apostaba a tal o cual contrincante.
Estaba todo listo.
Villanelle comenzaba lanzando los dados, los giraba lentamente dentro de su mano sintiendo cada vértice, su respiración era serena, sus ojos firmes sobre el paño. Absolutamente concentrada, no había nada más, dados, paño, ella, y a lo lejos un frasco dónde la esperaba su corazón.
Había llegado el momento. Alzó su mano derecha hasta la altura de su hombro, giró los dados entre sus dedos, en la sala sólo se escuchaba el sonido de aquellos dados girando enérgicamente. Subitamente su expresión cambió, decidida, tenaz, segura ... extendió el brazo y los dejó ir sobre el paño.
Y en un instante el terror. Aquel miedo a volver a repetir el error, a lo desconocido, incluso pavor a que las cosas salgan bien, pero todo estaba hecho ya.
Los dados giraban sobre el paño hasta que se detuvieron ...
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